Hoy toca ir al cine y cenar algo antes.
Nos vamos a uno de esos horribles restaurantes prefabricados del centro comercial.
El servicio es pésimo, para acabar de rematar la noche. Pero intentamos disfrutar de las hamburguesas antes de entrar en la sala.
Nos tragamos la última de Batman a modo de postre. Dos horas y pico de acción constante, sin más mérito que entretenerte (que bastante es).