Paseando por la ciudad, veo en un escaparate blanco, impoluto, iluminado, con varios maniquís.
Me gusta como está colocado. No puedo evitar acordarme con cierta nostalgia de un pastelón de los años 80 en el que un chico se enamora der un maniquí, que acaba cobrando vida.
La típica pelicula de los 80, que sin embargo prefiero que se quede en el pasado y no volverla a ver. No vaya a ser que sea como cuando me puse «El halcón callejero» o «McGiver» y caigan más mitos de mi infancia.