En el centro de Donostia se encuentra la oficina de correos central. Siempre me han gustado unas bocas de león que hay en un costado del edificio, y que hacen las funciones de buzón.
No se porque, con cierto ridículo temor, dan ganas de meter la mano. Supongo que lo único que te puede pasar es que un cartero bromista te la agarre del otro lado y te de un susto de muerte.
Yo por si acaso sigo echando las cartas en el buzón de mi casa, no vaya a ser que el león me muerda.