Hoy ya me he levantado nervioso. Ayer tenía en mis manos una entradita para ir a ver hoy a Bruce Springsteen con unos amigos.
Recuerdo que hace unos años fui con una amiga a verle por primera vez a Bilbao. Era la gira del «Magic» y fue el típico concierto apoteósico, en un sitio de aforo pequeño (frente a un estadio) y cerca del escenario.
Toco tódos los clásicos, aunque no es el típico que vive de rentas, sus nuevos discos siguen destilando calidad.
Hoy no hemos tenido suerte con el tiempo, no para de llover. Pero no importa cuando el Boss nos ofrece tres horas de guitarreos y voz desgarrada.
Eso si, como no me dejan llevar mi reflex con un 400mm, me tengo que conformar con la calidad de una compacta.